Tu sombra siniestra me ha seguido hasta aquí, tanto tiempo atrapado en tu anillo asfixiante. Siempre tienes tantos motivos para fallar, todas tus excusas son fantásticas, cada una más convincente que la anterior. Tan poderosas son tus mentiras que sigo creyéndolas sin poner oposición.
Tu silueta se mueve dominando mi sentido. Sigues siendo la piedra que me golpea en la cabeza, aún eres el filo que me corta los huesos y me rebana los dedos, sigo confundido en mi masoquismo de amarte, sigo suicidándome cada noche que te digo que sí.
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