martes, 28 de febrero de 2012

"Desquiciado Amor"




Algún día se me acabaran las torcidas ideas sobre nuestro desquiciado amor, llegará un momento en que olvidemos todo lo que un día nos unió. Eso no importa hoy, no tengo tiempo de pensar en todas las mañanas siguientes, si no soy siquiera capaz de disfrutar de tus demencias inconsecuentes hoy.
Todo tu desganado egocentrismo me ha terminado por derrotar, tanto fastidio no lo podría soportar, tuve que rendirme, tuve que dejarme enamorar de todas tus manías, de todos tus delirios manchados. No tuve opción, no conocía otra forma de destruirme tan suavemente que con vos.

martes, 21 de febrero de 2012

"Tu sombra"


 

Tu sombra siniestra me ha seguido hasta aquí, tanto tiempo atrapado en tu anillo asfixiante. Siempre tienes tantos motivos para fallar, todas tus excusas son fantásticas, cada una más convincente que la anterior. Tan poderosas son tus mentiras que sigo creyéndolas sin poner oposición.
Tu silueta se mueve dominando mi sentido. Sigues siendo la piedra que me golpea en la cabeza, aún eres el filo que me corta los huesos y me rebana los dedos, sigo confundido en mi masoquismo de amarte, sigo suicidándome cada noche que te digo que sí.  

lunes, 20 de febrero de 2012

"Un Monstruo"


Ser un monstruo y vivir lejos de ti. Siempre escondido en las sombras de tu llanto, siempre a tu lado, en silencio. Siendo demasiado terrible para amarte, para tomarte de la mano. Tú siempre me temiste, siempre pensaste que te podría hacer daño, por eso siempre me evitaste, por eso siempre me ignoraste.
Yo era demasiado monstruoso para mirarme, nunca fui como los ángeles que tú deseaste, no estaba en tus escenas más románticas, ni en tus sueños más anhelados. Creciste y te olvidaste de todas las veces que jugaste conmigo. Ahora me dejaste olvidado dentro del cajón. Ahora has crecido y yo te miro por entre el pequeño espacio que me dejan las puertas de tu armario, aun atento esperando a que vengas llorando buscando cobijo con el monstruo de tu ayer.  

"Torcida manera"



Volcado en tantos lamentos, no he podido ver más la luz de un atardecer. Siempre culpándote de todas mis espinas, de mis rasgaduras. Teníamos tanto por morir juntos, queríamos sonreír pero siempre buscábamos sufrir. Nos amábamos tanto que teníamos que romper las válvulas y dejarlas sangrar. Siempre fuimos tan idiotas, pero yo sabía que al primer lamento me degollarías las razones, tú nunca entendiste mi arte, siempre te burlaste. Yo que pensé que me amabas. Menuda desgraciada.