viernes, 13 de abril de 2012

Indiferente


Soy indiferente a la tristeza, soy indiferente a la alegría. Sólo la muerte nos sonríe, nos libera de los harapos, de la mente de los insensatos.
Me es indiferente la vida de los muertos. Me es indiferente la muerte de los vivos, no les importa si lloro o si yo río. Se pasan las horas, contando los ecos de nuestras vibraciones, son todos dioses miserables, contemplando otros dioses mentirosos. Me es indiferente lo que pienses, todo lo que creas, si soy tu santo o tu mendigo, de igual forma sería tu esclavo, atado a tus raices, a tus sentimientos, a tus expectativas.
Me son indiferentes tus maneras, si piensas en morir o en matar, de todas formas es igual, tu cuerpo se secará, igual que tu pequeña bondad. No importa si crees en Dios o en Satanás, de igual forma volverás, olvida lo que crees, mira los cielos, contempla los mares, la vida se nos da por igual. Me es indiferente si te gusta, o si lo odiarás, no importa lo que el mundo haga, mi corazón y mi alma siguen igual.

martes, 28 de febrero de 2012

"Desquiciado Amor"




Algún día se me acabaran las torcidas ideas sobre nuestro desquiciado amor, llegará un momento en que olvidemos todo lo que un día nos unió. Eso no importa hoy, no tengo tiempo de pensar en todas las mañanas siguientes, si no soy siquiera capaz de disfrutar de tus demencias inconsecuentes hoy.
Todo tu desganado egocentrismo me ha terminado por derrotar, tanto fastidio no lo podría soportar, tuve que rendirme, tuve que dejarme enamorar de todas tus manías, de todos tus delirios manchados. No tuve opción, no conocía otra forma de destruirme tan suavemente que con vos.

martes, 21 de febrero de 2012

"Tu sombra"


 

Tu sombra siniestra me ha seguido hasta aquí, tanto tiempo atrapado en tu anillo asfixiante. Siempre tienes tantos motivos para fallar, todas tus excusas son fantásticas, cada una más convincente que la anterior. Tan poderosas son tus mentiras que sigo creyéndolas sin poner oposición.
Tu silueta se mueve dominando mi sentido. Sigues siendo la piedra que me golpea en la cabeza, aún eres el filo que me corta los huesos y me rebana los dedos, sigo confundido en mi masoquismo de amarte, sigo suicidándome cada noche que te digo que sí.