Soy indiferente a la tristeza, soy indiferente a la alegría. Sólo la muerte nos sonríe, nos libera de los harapos, de la mente de los insensatos.
Me es indiferente la vida de los muertos. Me es indiferente la muerte de los vivos, no les importa si lloro o si yo río. Se pasan las horas, contando los ecos de nuestras vibraciones, son todos dioses miserables, contemplando otros dioses mentirosos. Me es indiferente lo que pienses, todo lo que creas, si soy tu santo o tu mendigo, de igual forma sería tu esclavo, atado a tus raices, a tus sentimientos, a tus expectativas.
Me son indiferentes tus maneras, si piensas en morir o en matar, de todas formas es igual, tu cuerpo se secará, igual que tu pequeña bondad. No importa si crees en Dios o en Satanás, de igual forma volverás, olvida lo que crees, mira los cielos, contempla los mares, la vida se nos da por igual. Me es indiferente si te gusta, o si lo odiarás, no importa lo que el mundo haga, mi corazón y mi alma siguen igual.